Rev. Carta Inter., Belo Horizonte, v. 13, n. 2, 2018, p. 123-146
125João Manoel Losada Moreira; Roberto Tadeu Soares Pinto
Haciendo uso del enfoque neoclásico, la NEE basa su hipótesis en el hecho de
que la estructura económica (incluida la tecnología, la industria y la infraestructura
dura y blanda
3
) es endógena a la estructura de dotación factorial, que se da en
cualquier momento específico y que cambia en el tiempo. Por ello, seguir la
ventaja comparativa para desarrollar industrias es la mejor manera para que un
país sea competitivo, tenga excedentes económicos, fomente el ahorro y mejore
la estructura de dotación, manteniendo la modernización industrial, crecimiento
en ingresos y reducción de la pobreza. Esto se da/ocurre con la necesidad de
generar un mercado competitivo para las industrias en desarrollo de acuerdo
con las ventajas comparativas de cada país y un Estado desarrollista facilitador
de mejorar su “infraestructura dura y blanda que la modernización industrial
requiere” (LIN; WANG, 2017, p. 15-16 ). En otras palabras, la NEE sustenta una
estrategia de desarrollo acompañada de recomendaciones de política económica.
Ante ello, la hipótesis que guía este trabajo es que la NEE surge como una
teoría-estrategia política que puede reconfigurar e incluso ser la base para la
construcción de un nuevo régimen de cooperación al desarrollo bajo el liderazgo
de Beijing
4
. A la luz de esta premisa, como hipótesis predictiva, la cooperación
entre China y América Latina (AL) se insertará en el esquema de la Nueva Ruta
de la Seda propuesta por el presidente Xi Jinping, aunque este macroproyecto ha
desplazado por ahora solo algunas sinergias hasta dicha región.
En este panorama, el objetivo del presente artículo es identificar algunas
cuestiones sobre los procesos de cooperación entre China y AL en su avance hacia
un nuevo régimen de cooperación internacional, comprendido bajo la teoría de la
NEE. Para lograr dicho cometido y deslumbrar aquellos elementos que permiten
avanzar hacia nuestra hipótesis de trabajo, este artículo se divide en cuatro partes,
3 La infraestructura “dura” (hard) se refiere a aquello tangible, como las carreteras, puentes, puertos, etc.; mientras
que la “blanda” o “suave” (soft) se relaciona con aquello intangible, como el ambiente financiero y legal para la
implementación de las inversiones. Ambos tipos de infraestructura son necesarios para facilitar las transacciones
de producción y de mercado, permitiendo que la economía llegue a su frontera de posibilidades de producción
al reducir los costos de transacción (LIN; WANG, 2017, p. 25).
4 Recuperando la tradición desarrollista de las teorías dependentistas a favor de una transformación de la estructura
productiva (industrialización), los países del G77 y China afirmaron un compromiso para dar forma a la agenda
internacional para el desarrollo después de 2015, en cuyo centro está la teoría de la NEE (DOMÍNGUEZ, 2017, p. 70).
La NEE es considerada la teoría económica que sustenta el nuevo régimen internacional de CSS, asumiendo el patrón
difusionista del desarrollo a partir de la trayectoria en V invertida (flying geese pattern), según la cual China, en su
proceso de graduación en desarrollo, reasignará las industrias más intensivas en mano de obra hacia otros países
menos desarrollados, donde la inversión en infraestructuras permitirá capturar esa ventana de oportunidad por las
ventajas de una mano de obra más barata, generando empleos, reduciendo la pobreza y ayudando así a subir por
la escalera del desarrollo como hizo China en su historia reciente (DOMÍNGUEZ, 2018, p. 61).