Vítor de Souza Costa
Rev. Carta Inter., Belo Horizonte, v. 18, n. 2, e1334, 2023
1-23
Apuntes sobre acumulación de capital
y neoextractivismo en América Latina1
Notas sobre acumulação de capital e
neoextrativismo na América Latina
Notes on capital accumulation and
neoextractivism in Latin America
DOI: 10.21530/ci.v18n2.2023.1334
Vítor de Souza Costa
2
Resumen
El objetivo de este artículo es de hacer una discusión sobre las
relaciones estructurales que determinan la reproducción del
extractivismo como matriz productiva de la cadena global de
acumulación y que asocia a América Latina en la posición histórica
de región proveedora de materias primas manteniéndola presa en
relaciones coloniales. En línea con esa idea, se presenta el concepto
y los impactos del extractivismo, tomando en consideración las
contradicciones del período del “consenso de los commodities”.
Palabra clave: Acumulación de capital; Extractivismo; Neoextrac-
tivismo; Colonialismo.
Resumo
O objetivo deste artigo é de executar uma discussão sobre as
relações estruturais que determinam a reprodução do extrativismo
como matriz produtiva da cadeia global de acumulação e que
1 O autor agradece ao Prof. Dr. Daniel Maurício Cavalcanti de Aragão pelos
comentários que colaboraram para a concretização deste artigo. Agradece
também à Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado da Bahia (FAPESB),
pelo financiamento que viabilizou essa pesquisa.
2 Doutorando em Relações Internacionais pela Pontifícia Universidade Católica
do Rio de Janeiro. (costasouzavitor@gmail.com). ORCID: https://orcid.org/0000-
0002-9925-8911.
Artigo submetido em 22/03/2023 e aprovado em 31/07/2023.
ASSOCIAÇÃO BRASILEIRA DE
RELAÇÕES INTERNACIONAIS
ISSN 2526-9038
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associa a América Latina na posição histórica de região fornecedora de matérias primas
que mantém relações coloniais. Em associação, apresentam-se o conceito e os impactos
do extrativismo, observando as contradições do período do “consenso das commodities”.
Palavra-chave: Acumulação de capital; Extrativismo; Neoextrativismo; Colonialismo.
Abstract
The article aimes to develop a discussion about the structural relations that determine
the extactivism reproduction and productive matriz of global accumulation chain that
associates Latin America to the historical position of supplier of raw materials region that
maintain colonial realtions. In addition, the concept and the impacts of extractivism are
shown, looking for the contradictions of the period known as commmodities’ consensus.
Keywords: Capital accumulation; Extractivism; Neoextractivism; Colonialism.
Introducción
La construcción del sistema capitalista como sistema mundo que organiza
materialmente las relaciones sociales nace, de acuerdo con Aníbal Quijano (2005),
desde la invasión/conquista de la América Latina por los europeos en el siglo XV.
Fue de esta relación de espoliación y explotación de los territorios del llamado
“nuevo mundo” que el capitalismo conquistó las estructuras esenciales que lo
definen hasta hoy. Ya Alberto Acosta (2018) entiende que la asociación entre
los conceptos de acumulación primitiva de capital, de Karl Marx, y la noción
de extractivismo, es su conjunto, lo esencial del desarrollo capitalista moderno.
El artículo está dividido en cuatro partes: la primera es dedica a observar la
estructura de la acumulación primitiva de capital y el colonialismo; la segunda
busca comprender los conceptos de extractivismo y neoextractivismo, mirando
las características que lo enlazan al proceso de acumulación; la tercera presenta
los impactos de la industria del primer sector en la vida y en los derechos de los
pueblos que están en contacto con esa industria; la cuarta analisa el “consenso
de los commodities” como etapa de la historia latinoamericana que profundiza
el modelo extractivista en nuestras relaciones sociales.
De esta manera, el conjunto teórico es movilizado para comprender
críticamente los efectos de la indústria extractiva y cuáles son las características
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esenciales que la integran a la realidad de latinoamericana. La estructura presentada
es resultado de una comprensión que busca una amplia visión de sus orígenes
y de sus resultados, asociando elementos de economía política con parámetros
de las ciencias sociales en general.
Acumulación de capital y colonialismo
Nuestro objetivo aquí es presentar la materialidad de la acumulación primitiva
de capital, es decir, cómo se lleva a cabo para ser viable y permanecer como
un proceso político-económico fundamental para la producción de capital. Este
concepto se afirma identificando algunos elementos esenciales para la discusión
propuesta: a) la acumulación primitiva se basa en la expropiación territorial basada
en la violencia para la constitución de la propiedad privada; b) la propiedad
privada de los medios de producción establece relaciones sociales de producción
basadas en el dominio y la explotación de la fuerza laboral de una mayoría
desposeída por una minoría propietaria: la fuerza laboral se convierte en la
mercancía fundamental para la existencia del capital; c) tanto el expansionismo
mercantilista colonial como el nacimiento del capitalismo industrial, que son
etapas importantes en la construcción del proceso de acumulación primitiva
a nivel global, dependían directamente del Estado para ejecutar los procesos
anteriores (Marx 2013, 785-6, 821). Este concepto también se utilizará para
discutir la explotación de los recursos de la Naturaleza, en las dinámicas del
extractivismo y del neoextractivismo.
Como punto de partida, la síntesis desarrollada por William I. Robinson (2004, 6)
sobre la acumulación primitiva sienta las bases de cómo es “[el] proceso por
el cual las personas se separan de los medios de producción, ya sea a través de
conquista colonial o pérdida de tierras para los acreedores”. Ésto, por supuesto,
no sintetiza la amplitud del concepto de acumulación primitiva de Marx, sino
que enumera los puntos centrales para la discusión y que pueden debatirse a la
luz de las experiencias contemporáneas.
Entender este fenómeno como un proceso colonial significa, entonces, concebir
una relación social jerárquica que determina, en función de los intereses del
colonizador, la división social de los pueblos bajo la dominación colonial. Aníbal
Quijano (2005, 107) señala que la raza era una categoría desarrollada por la
modernidad colonial como “una forma de otorgar legitimidad a las relaciones de
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dominación impuestas por la conquista [del territorio]”. Otras características de
esta modernidad colonial aparecen con el mismo sentido, es decir, los pueblos
que vivimos en América somos biológicamente inferiores por ser descendientes
de “razas inferiores” (Martius 1956, 442). Es decir, el capitalismo, como se ve
en relación con la producción de capital y ahora en el ámbito de las relaciones
coloniales, impone el establecimiento de jerarquías que estructuran las relaciones
sociales conectadas a su existencia y se coloca como una construcción ideal para
ser perseguida por otras formaciones sociales.
Esta determinación se puede leer de la interpretación desarrollada por Achille
Mbembe (2014, 19), donde el negro (o, agrego, cualquier categoría étnico-racial que
se desvía del patrón blanco) se representa como “figuras prehumanas incapaces
de superar el su animalidad, para producirse a sí mismo “que tiene dificultades
para” romper la cadena de la necesidad biológica, [...] [donde no llegan] para
dar forma a su mundo y concederse a sí mismo [...] una forma verdaderamente
humana”; o puede leerse como Karl von Martius3 (1956, 444-5) propone, como
ideólogo de una historiografía de dominación y de una asimilación etnocida,
entender a los pueblos indígenas no como pueblos directamente primitivos,
sino como pueblos de historia antigua e indocumentada, lo que hace que sea
difícil entender su “alma e inteligencia”. Todavía en Martius, se entenderá al
colonizador portugués como el que lleva a cabo todos los procesos que serán
vistos como “los únicos motores de civilización y educación para un pueblo
inquieto y turbulento” (Martius 1956, 451); es decir, el papel de cumplir una
misión civilizadora.
El entendimiento de la acumulación primitiva como un proceso colonial es
esencial para comprender las relaciones de producción que se colocan en América
Latina. Comprender las relaciones de dominación en esta sección geográfica
del mundo no es posible sin comprender la naturaleza interdependiente del
capitalismo y el colonialismo. La organización colonial en las Américas funciona
como una consolidación de estas relaciones de acumulación, coordinadas desde
los poderes coloniales de dominación y explotación en Europa.
Desde la invasión colonial en las Américas hasta hoy, uno de los procesos
centrales de esta categoría de acumulación es lo que se caracteriza por la
3 Karl von Martius fue un naturalista alemán que ganó un concurso en el Instituto Histórico-Geográfico de Brasil,
donde el objetivo de este concurso era definir una forma de escribir la historia de Brasil. En este artículo,
el uso de su texto “Cómo escribir la historia de Brasil”, que data de 1843, tiene el carácter de una fuente
histórica primaria y presenta características paradigmáticas del pensamiento europeo colonial moderno en
los territorios colonizados.
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“limpieza de propiedades rurales, lo que significa, en la verdad, limpiarlo de
los seres humanos” (Marx 2013, 800). Esa es, en este caso, la realidad de la
desterritorialización de los pueblos de sus tierras para apropiarse de la lógica
productiva del capitalismo, organizado en función de las capacidades de poder
del Estado. No obstante, los casos donde se lleva a cabo esta apropiación
de la tierra no son poco conocidos. Lo que está representado, con diferentes
puntos de partida, por los pensamientos de Karl von Martius y Achille Mbembe
son caracterizaciones de pueblos que terminan siendo funcionales para su
desterritorialización. Douglas Barros (2018) señala que la construcción del tipo
de visión fundada en tensiones colonialistas y esencialistas sobre estos pueblos
como algo fijo y no relativo es la expresión pura de la forma de apreciación
del capital como un fin en sí mismo que necesita asegurar a algunos individuos
como colonia aún viable para la exploración”.
Otra forma de observar la práctica de la acumulación primitiva de capital
es desde las zonas de deforestación para instalar ejes en la cadena productiva
de diferentes sectores conectados con la cadena productiva global. De acuerdo
con el informe de Chain Reaction Research Consortium, la ganadería y la minería
son dos de las principales causas de deforestación para abrir áreas extractivas en
Brasil, Colombia y Ecuador. Este informe presenta una de las principales formas de
expansión espacial de las cadenas mundiales de producción de valor. Tomando el
ejemplo de Brasil, lo que se observa es que la cría de ganado fue responsable de
más del 80% de la deforestación en Brasil entre 1990 y 2005. Pero como explica el
informe, el patrón en la producción de soja es el avance en tierras ya deforestadas
por el ganado lo que fomenta el movimiento hacia las áreas forestales, profundizando
el proceso de conversión de los ecosistemas naturales en pastos. Sin embargo, el
informe también señala que en América Latina (y en Brasil) la construcción de
carreteras que surgen debido a la agricultura o la industria maderera son otras
causas de deforestación (Steinweg, Kuepper y Thoumi 2016, 8-9).
Esta información presentada es característica de cómo el proceso de
acumulación de capital se presenta como una ideología civilizadora pero que
en realidad ha representado el motor de los genocidios indígenas y negros desde
la colonización —, pero también cómo se expande la cadena de valor global.
La construcción histórica de esta cadena de valor global significa, entonces, la
construcción de una gama de relaciones desiguales de poder, la expropiación
de la riqueza y la apropiación privada de esta riqueza y la explotación tanto de
la humanidad como de la Naturaleza.
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Pero, ¿por qué mencionar la cadena de valor global en este proceso, si se
hizo hincapié en los países de América Latina? Como señala William I. Robinson,
la construcción del mercado global que resulta de la transición del capitalismo
monopolista al período de globalización de la producción “rompe y, funcionalmente,
integra lo que antes eran circuitos nacionales en nuevos circuitos globales de
acumulación”. Por lo tanto, la constitución de esta economía transnacional
representa “una descentralización y fragmentación sin precedentes de los procesos
de producción” que se asocia con una “concentración y centralización del poder
de gestión, control y toma de decisiones de la economía global, relacionado con
el capital transnacional y sus agentes” (Robinson 2004, 11).
La Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) produjo un informe
que asocia la producción de commodities con la deforestación ilegal4 y su relación
con las economías del centro del capitalismo, que nos ayuda a ejemplificar cómo
estas compañías son la representación de lo que se entiende por compañías
transnacionales. Sobre la base de la información de este informe, señalaremos
cómo operan las principales empresas de los sectores de la soja y la carne en
Brasil según el modelo de economía transnacional señalado por Robinson.
En el sector de la soja, las empresas Archer Daniel Midland (ADM), Bunge y
Cargill son algunos de los ejemplos de financiación de la expansión de la frontera
agrícola de Brasil por parte del capital transnacional. Los dos primeros tienen
más del 50% de sus acciones en manos de compañías en los Estados Unidos (EE.
UU.) Y la Unión Europea (UE), mientras que el último es la compañía privada
más grande del mundo, con el 88% de sus acciones bajo el control de familia
del mismo nombre. Otro aspecto común es que algunos bancos en países que
conforman el centro del capitalismo global financian las actividades de estas
compañías, a saber: JPMorgan Chase (EE. UU.), Bank of America (EE. UU.),
Barclays (Reino Unido) y otros. Cuando procedemos a observar la cadena de
suministro, el informe informa que, en el caso de Bunge y Cargill, las compañías
también compraron alrededor de 3.000 toneladas de soja y otros granos de granjas
responsables de la destrucción de la vegetación nativa en el cerrado5 y que ya
habían sido multados. en más de R$ 105 millones (APIB, 2019, 20-1).
4 La asociación con la deforestación ilegal fue un hito metodológico del informe, en el que los autores "analizaron
las principales multas por deforestación ilegal cometidas por 56 empresas brasileñas que fueron acusadas por
la agencia ambiental brasileña IBAMA desde 2017 para identificar las empresas [...] citadas (APIB, 2019).
5 El cerrado es el segundo mayor bioma de Brasil. Tiene características de sabana y cuenta con grande
biodiversidad y importantes reservas subterráneas de agua, dentro de ellas hay parte del acuífero Guaraní.
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En el caso del ganado que forma parte de la cadena de producción de carne,
tenemos Agropecuária Santa Bárbara Xinguara (AgroSB), que recibió las mayores
multas por deforestación ilegal en 2017, con un valor total de R $ 77,4 millones.
Según el informe, el ganado de AgroSB se sacrifica en las instalaciones de JBS,
que tiene acciones por 2.000 millones de dólares en los Estados Unidos y la UE,
y recibe financiación crediticia de bancos como Santander (España), JPMorgan
Chase y Barclays. La compañía de proteínas animales más grande del mundo
con presencia en los mercados de Brasil, Canadá, Estados Unidos y Australia.
(ibid., 16, 24-6).
En este sentido, la ubicación y la ejemplificación de Robinson de lo que
describe el APIB son ejemplos de cómo la acumulación de capital tiene una
dimensión global como un deber histórico, es decir, con el tiempo, la acumulación
de capital promueve, basado en los rasgos identificados anteriormente, una
dinámica de expansión y dominio territorial que lo lleva a convertirse en un
proceso global. Es a partir de la asociación de estos elementos que también
podemos ver el mantenimiento de los lazos coloniales que son la regla de la
relación entre la periferia y el centro del capitalismo: una periferia destinada a
producir mercancías, (commodities) que son financiadas y consumidas por el
centro — que absorbe el interés en el financiamiento y compra los productos a
un precio bajo y que se beneficiará de los parques industriales en el norte global
y se revenderá, dejando a los países periféricos para satisfacer sus necesidades
comprándoles productos con mayor valor agregado, producidos con materias
primas tomadas de nuestros territorios6.
Extractivismo y neoextractivismo
Todo lo que hablamos hasta aquí sobre la industria es vinculada a lo que
expertos de la ecología política buscan a denominar como extractivismo. La idea
del extractivismo es antiquísima: tiene sentido con los elementos ya mencionados,
permitiéndonos también reflexionar sobre los límites de la relación entre la
humanidad y la naturaleza. Es necesario hablar de la acumulación, ya que es,
en conjunto con la producción el que genera el capitalismo como un sistema
mundial, en su desarrollo histórico, y en el que las bases del pensamiento y la
6 Para una observación más detallada y crítica de esta relación de intercambio desigual, vea el artículo Dialéctica
de la Dependencia de Ruy Mauro Marini.
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práctica política colonial están estructuradas. La división social del trabajo con
presupuestos evolucionistas de las sociedades y sus pueblos para el saqueo de
los recursos concentrados dentro de sus territorios es una de las bases del saqueo
extractivo; y la unión entre extracción y acumulación primitiva es una de las
formas posibles de explicar el desarrollo del sistema capitalista y sus proyectos
de desarrollo. (Aráoz 2015,13; Acosta 2018, 36).
Hay muchos autores que buscan sintetizar lo que puede entenderse por
extractivismo, destacando aquí las producciones latinoamericanas. Hay una síntesis
entre los intelectuales dedicados al tema que, cuando hablan de extractivismo,
están hablando de un proceso de extracción voluminosa de recursos naturales y
agroindustriales (hidrocarburos, minerales, agricultura, piscicultura a gran escala,
etc.) dirigido principalmente a la reunión demanda de exportación de materias
primas (Acosta 2018, 36; Gudynas 2014, 139; Aráoz 2015, 21). Sin embargo, hay
detalles que son abordados por estas personas que se dedican a comprender los
detalles del tema7.
El economista ecuatoriano Alberto Acosta (2018 36, 51) indicará que el
extractivismo tiene una dinámica que siempre requiere grandes inversiones y
que como consecuencia deja impactos sociales, ambientales y culturales para
las poblaciones afectadas — dinámica esencial para el proceso de acumulación.
La socióloga argentina Maristella Svampa (2018, 16) agrega que el extractivismo
tiene una dimensión histórico-estructural que se basa en la creación de la
noción de Europa y la expansión del capital, conectándolo directamente con
los procesos de invasión colonial y genocidio. Esto apunta a una relación directa
entre el extractivismo y la modernidad, y nos permite ver una continuidad entre
los procesos de exploración y sus impactos en la organización del territorio
latinoamericano desde entonces hasta hoy. También afirma que el extractivismo
tiene un papel fundamental en la construcción y consolidación de los estados-
nación latinoamericanos en sus procesos del siglo XX, y que esto todavía influye
en la división de riqueza de la explotación extractiva.
Una de las definiciones más sofisticadas es la producida por el politólogo
argentino Horacio Machado Aráoz (2015, 15-6), quien observará el extractivismo
como un acto semiótico-político de demarcación de territorios, dividiendo el
7 Cabe mencionar que la crítica al desarrollo aquí trabajada está influenciada por el pensamiento de la CEPAL
que, al cuestionar la división centro-periferia de la economía mundial y la división internacional del trabajo,
ya iniciaba una importante crítica a las condiciones de las economías primarias que asumen las economías
latinoamericanas, es decir, sus características basadas en el extractivismo y la explotación de los recursos
naturales. Para obtener más información sobre esto, consultar CARDOSO, 1993.
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planeta entre el saqueo y las zonas de acumulación. El acto de unión entre las
dos zonas. Por lo tanto, este patrón de división y relación, para Aráoz, constituirá
un pilar del mundo moderno. Sugiere que este proceso de demarcación de
territorios produce una dialéctica del desarrollo global, es decir, el centro del
capitalismo global está reservado para el patrón de zona desarrollada, donde
se concentra el ingreso, que vuelve a un nivel de vida, consumo y poder; y la
periferia que conserva el patrón de sobreexplotación de su naturaleza, que,
de manera metodológica, divide en dos espectros: su naturaleza externa, que
significa el entorno geofísico-biológico, y su naturaleza interna, que significa la
fuerza de trabajo y las energías corporales de quien está en tu territorio.
Al argumentar que la extracción impone estas marcas por la geografía a través
del ordenamiento territorial, Aráoz (ibid., 28) afirma que este ordenamiento es
Un tipo particular de ordenamiento territorial que ajusta la integración
subordinada y dependiente de los territorios periféricos como ensamblajes
perfectamente articulados a la dinámica y la geografía económica globalizada,
cuya contracara (y cuyo costo) no sólo es el profundo desorden socioterritorial
estructural que impera al interior de las ‘economías nacionales’, sino también
la creciente incapacidad de la sociedad política local para disponer, controlar,
organizar y administrar el propio territorio (comillas del autor).
La lectura del extractivismo en el período posterior a la crisis del fordismo
se lleva a cabo desde un nuevo término conceptual: neoextractivismo. Con
algunas distinciones, comprender el neoextractivismo nos permitirá comprender
las concepciones que apoyan la extracción como un proyecto de desarrollo, y
observar las contradicciones de los gobiernos progresistas recientes en América
Latina.
Como observaremos, el neoextractivismo aquí tiene un formato muy similar
al tema anterior. A partir de la observación de producciones conceptuales de
textos de autores latinoamericanos o de América Latina, produciremos una
síntesis sobre cuál sería este fenómeno. Anticipamos que este concepto no es
tan uniforme como el anterior. Hay dos lecturas importantes que expondremos,
que, sin embargo, parten de la misma suposición: el neoextractivismo es una
reconfiguración del patrón extractivo que avanza sobre territorios previamente
inexplorados o que se considera de poco interés económico (Svampa 2018, 21).
Existe una percepción común de que este nuevo patrón de explotación de
recursos representa la forma en que los gobiernos progresistas organizan políticas
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extractivas, lo que produce algunas distancias del extractivismo neoliberal o
conservador, que sigue el patrón neoliberal de transnacionalización, desregulación y
privatización de los recursos necesarios. El rechazo parcial del modelo conservador
es la opción que estos gobiernos hacen para la nacionalización parcial o total de
la industria de las materias primas y para un mayor control sobre la dirección
de los recursos y las ganancias que se movilizan a favor de las políticas sociales
para reducir las desigualdades y la distribución de ingresos dentro del territorio
nacional (Acosta 2018, 55; Brand, Dietz y Lang 2016, 129-30).
Sin embargo, hay otros elementos que caracterizan el período neoextractivo.
Si tomamos la característica demarcada por Brand, Dietz y Lang (ibid., 131)
de que este es un modelo de desarrollo que se incorpora a “una fase histórica
específica del desarrollo capitalista, donde la naturaleza y su valorización en el
mercado mundial juega un papel decisivo en la realización y el valor de cambio
”, también estamos de acuerdo con la idea de que representa un proceso de
inserción internacional subordinado a la fase transnacional del capitalismo global,
avanzando y profundizando la fragmentación territorial y los impactos sociales
y ambientales causados por sus actividades exploratorias (Acosta 2016, 66).
Maristella Svampa es quien trabaja con la idea de las actividades
discriminatorias que integran el concepto de neoextracción y que no pasan por
el análisis de la extracción clásica. Ella dice esto:
Designa algo más que las actividades consideradas tradicionalmente como
extractivas, pues incluye desde la megaminería a cielo abierto, la expansión
de la frontera petrolera y energética, la construcción de grandes represas
hidroelétricas y outras obras de infraestructura […], hasta la expansión
de diferentes formas de monocultivos o monoproducción, a través de la
generalización del modelo de agronegócios, la sobreexplotación pesquera
o los monocultivos forestales (Svampa 2018, 22).
Es importante recordar que la inclusión de grandes proyectos de infraestructura
en el concepto de extracción en su conjunto es una opción analítica que amplía
el alcance de la observación de los fenómenos, porque la viabilidad económica
de estos proyectos se realiza principalmente por la capacidad de satisfacer la
demanda productiva del país, y no por demanda de la población.
Este conjunto de autores que se centran en los impactos de esta dinámica
productiva nos lleva a observar algunos de los problemas que debemos tener en
cuenta al analizar los temas de extractivismo y neoextractivismo. Esto se debe a
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que su conceptualización, aunque bien trabajada, no señala los impactos de las
actividades extractivas y cómo influye en la dinámica política, social, cultural
y económica en las diversas escalas de observación que es posible imaginar:
local, regional, nacional, entre otros.
Se pueden observar tres características de la tensión social como un efecto
del extractivismo, a pesar de que su conceptualización más amplia no las
muestra debidamente. Ellos son: a) procesos de debilitamiento democrático;
b) movilización para la coerción y desterritorialización; c) la falsa promesa de
empleo y generación de ingresos.
Dimensiones de la política extractivista
Desde una perspectiva marxista, la formación del Estado no está constituida
por un compromiso con la acción política que sea efectivamente universal o
democrática en relación con los pueblos que se insertan en su territorio. En muchos
estados nacionales, las determinaciones existentes para enfrentar desigualdades
y promover políticas de asistencia o reparación son el resultado de procesos
históricos que produjeron estos estados, salvaguardando un espacio relativo
entre la existencia formal y la realización material de estas políticas. De esta
manera, el ejercicio de las capacidades democráticas de los pueblos de un Estado
y la democratización de este Estado no es algo consolidado y continuo, lo que
afecta la relación de fuerzas en la disputa política por el poder y la hegemonía.
El extractivismo a gran escala también actúa como ideología de fragilización
democrática a favor de sus propósitos.
Las empresas, debido a sus capacidades económicas, tienen grandes
capacidades políticas, actuando como grupos privilegiados en la capacidad de
defender y proyectar sus intereses, posicionados jerárquicamente por encima de
grupos sociales directamente relacionados con procesos extractivos. Esto significa
que estas compañías, y aquí pensamos cuidadosamente sobre las capacidades
de las compañías transnacionales, tienen un poder restrictivo en relación con los
Estados, entre muchos factores, porque hay Estados nacionales que ni siquiera
tienen el poder económico que tienen estas compañías. (Acosta 2018, 45).
Por lo tanto, también es importante recordar cuando afirmamos que los
actores que realizan el extractivismo como política tienen una influencia directa
en la formación de los estados nacionales: son estos actores los que han trabajado
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en la determinación de políticas e instrumentos regulatorios que se refieren a la
extracción, el uso y la focalización de recursos de la explotación de los bienes
de la naturaleza. Con la consolidación de la regulación neoliberal, este conjunto
de medidas está sujeto a la lógica rentista de la acumulación de capital, que
siempre busca cristalizar las relaciones de poder que cumplen con esta lógica
(ibid., 49). Por lo tanto, hay un proceso estructural de fragilidad democrática.
Al referirnos a los procesos de movilización de las fuerzas coercitivas del
Estado y de desterritorialización, entendemos que el Estado extractivo juega un
papel en garantizar la conexión de los territorios de extracción con el mercado
mundial. La fragilidad democrática se manifiesta como una forma de no permitir
que se rompa esta conexión, priorizando la explotación de recursos en detrimento
de las relaciones sociales que existían previamente en ese territorio, justificando
así la criminalización y represión de quienes se movilizan contra actividades
extractivas, además de implementar relaciones de violencia y marginación dentro
de estos territorios, a las que se responde con más coerción (ibid, 46).
En Brasil, el caso de la central hidroeléctrica Belo Monte es extremadamente
paradigmático. La tasa de homicidios en la ciudad de Altamira, en Pará, se ha
multiplicado por casi seis veces en un período de quince años. En el mismo
período, la ciudad sufrió un crecimiento vertiginoso debido a la construcción de la
planta hidroeléctrica, y los residentes, la policía y los investigadores relacionan el
aumento en el número de muertes con el desarrollo del proyecto de la planta (Sales,
2017). Estos datos también nos llevan a pensar en las políticas de encarcelamiento
como una forma de control social y en su incapacidad para producir soluciones
efectivas para los efectos del extractivismo.
Los procesos de marginación y criminalización tampoco son difíciles de
encontrar. En el caso Chevron-Texaco, Carmen Zambrano, Coordinadora de Mujeres
de la Unión de Afectados y Afectados por las Operaciones Petroleras Texaco1
(UDAPT), afectada y residente de la ciudad de Shushufindi, en la provincia de
Sucumbíos (Ecuador), señala que existe una relación profunda entre prostitución
de mujeres y producción de petróleo.
Yo creo que siempre se pusieron ellas a pensar, ¿no? Por un lado, no tenían
trabajo e tenían que hacerlo, por otro lado. Y era su manera de solventar
[la] vida de su familia, porque no tenían opción de otro trabajo mejor,
porque no están preparadas, porque no tenían un título para decir “voy a
trabajar en tal lugar y voy a obtener un trabajo digno”.
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El punto de conexión entre el caso y la prostitución de las mujeres aparece
en el testimonio de Carmen cuando afirma claramente que el trabajo sexual es
una de las formas de salir del sustento de las mujeres que son abandonadas por
sus esposos cuando descubren que han desarrollado cáncer. consecuencia de la
vida cotidiana dentro de un ecosistema contaminado con petróleo.
Carmen — Aquí, hay muchas mujeres abandonas, como dicen [en relación
a] la salud: cuando tienen un problema y te abandonan. Te abandonan,
como es lo que ha pasado ahora: mujeres con cáncer, el esposo sabe que
ya tinen un diagnostico de cáncer y las abandonan con sus hijos, y quedan
solas. E siempre ha tenido ese problema de abandono del hombre hacia
la mujer.
Entrevistador — Y eso las lleva a la prostitución...
Carmen — Sí, porque como le dije, [ellas] no tienen opciones. Se es una
profesora tiene que estar preparada, tiene que tener su título y muchas
mujeres no lo tienen.
En el caso del Proyecto Llurimagua, ubicado en el valle de Intag, provincia
de Imbabura (Ecuador), sólo el proceso de investigación geológica para medir
las capacidades de producción minera de cobre y molibdeno causó daños a la
contaminación de las aguas del río de la región. Como víctimas de estos daños,
las comunidades fundaron la organización Defensa y Conservación Ecológica de
Intag (DECOIN), en donde también sus liderazgos chantajeados por la empresa en
cambio de ventajas monetarias que llegaban hasta cien mil dólares estadunidenses;
Cuando rechazaron estas propuestas, estas personas fueron perseguidas, sufrieron
represalias incluso del Estado, y terminaron teniendo a uno de sus principales
líderes, Javier Ramírez, condenado y arrestado en 2015 por el delito de rebelión
(información verbal8; AI 2015).
Este proceso de marginación, criminalización y coerción relacionado con
proyectos extractivos conduce a la desterritorialización. Primero, las empresas
ejecutan estrategias para desmantelar los lazos comunitarios en favor de sus
actividades. En el caso del Proyecto Llurimagua, discutido anteriormente, una de
8 Informaciones otenidas en charla abierta con Javier Ramirez y Marcia Ramirez, registrado en notas, en clase
de campo de la disciplina Economía Ecológica de la Maestría en Cambio Climático de la Universidad Andina
Simón Bolívar — Sede Ecuador, ministrada por el profesor Ph.D. William Sacher, en las Cabanas EcoJunín,
en el Vale de Íntag, provincia de Imbabura, Ecuador, día 09 de noviembre de 2019.
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las estrategias adoptadas fue contratar habitantes de las comunidades circundantes,
con el objetivo principal de contar el vínculo de las personas de familias más
grandes y más conectadas a la lucha contra el proyecto minero. Después de la
contratación, la compañía prohibió a sus trabajadores hablar con otras personas
en la comunidad, profundizando la tensión social y rompiendo los lazos de
coexistencia y pertenencia existentes en la comunidad (información verbal9).
Otra cara de la desterritorialización es la transferencia de responsabilidad
del Estado a las empresas en relación con la tarea de gestionar, regular y realizar
reparaciones a los afectados; es decir, la garantía de los derechos se convierte en
responsabilidad de una entidad privada que no tiene compromiso legal ni buena
fe para llevarlo a cabo (Acosta, 2018, 46). En el caso de la ruptura de la presa
Fundão, en Mariana, estado brasileño de Minas Gerais, bajo la responsabilidad
de la empresa Samarco SA (una joint venture de la empresa brasileña Vale y la
empresa anglo-australiana BHP Billiton), el proceso de identificación, definición de
criterios e indemnización de las personas afectadas estaba bajo la responsabilidad
de la Fundación Renova, una fundación creada por Samarco para administrar
todo el proceso relacionado con la ruptura de la presa (Rohden 2018; MAB 2018).
Una de las principales justificaciones planteadas por la industria extractiva en
general es la supuesta capacidad de crear una gran oferta de empleos directos e
indirectos, que algunos expertos refutan. Los datos que tenemos es que la actividad
extractiva absorbe poca mano de obra y la disminución de la mano de obra que se
absorbe se concentra principalmente en el período de construcción de las plantas
de producción. Cuando hablamos de proyectos mineros y petroleros, vemos
tensiones sociales (como se ve en el ejemplo de Intag), ya que pocos residentes
están integrados en la fuerza laboral de los proyectos y, sin embargo, están sujetos
a condiciones de sobreexplotación de su fuerza laboral (Acosta 2018, 47).
Un estudio producido por Colectivo Voces de Alerta, compuesto por investigadores
argentinos, cuando discute temas relacionados con la megaminería, afirma que
“toda la evidencia empírica demuestra que se trata de un sector eminentemente
capital-intensivo o que su incidencia em la generación de puestos de trabajo
locales es prácticamente insignificante” (Alerta 2011, 17). Con respecto a los
trabajos directos, podemos concentrar cierta información:
a) en la minería a gran escala, por cada millón de dólares invertidos en un
proyecto, solo se crean entre 0,5 y 2 empleos directos (ibid., 17);
9 Ibidem.
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b) en el caso del Valle de Intag, en Ecuador, la región rodeada por el proyecto
Llurimagua está compuesta por 76 comunidades con un total de 17 mil
habitantes, y según el relato de Marcia Ramírez, líder de DECOIN, solo
unas 300 personas fueron contratadas por la empresa que actualmente
ejecuta el proyecto: la junta conjunta COLDELCO-ENAMI
10
(información
verbal11);
c) en Brasil, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística
(IBGE), las ocupaciones en las industrias extractivas representaron, en
2017, el 0.23% del total de empleos en el país, aunque este grupo de
actividad representa el 1.60% del PIB nacional Esto significa 233.3 mil
personas empleadas, de un total de 101.6 millones de trabajadores; al
mismo tiempo que el valor agregado bruto fue de R$ 90,6 mil millones,
en un PIB total de R$ 5,7 billones (IBGE [2019?]a; id. [2019?]b).
Al observar la dinámica en la que se inserta América Latina, tenemos que
observar dos elementos de gran importancia. El primero es el reciente “consenso
de las commodities”, que fortaleció la narrativa extractivista y llenó de sentido
las inversiones en este sector productivo. La otra, es la posición adoptada por
los gobiernos progresistas latinoamericanos, por eso fue necesario enfatizar
la idea del neoextractivismo. En este sentido, se plantean las contradicciones
ya señaladas de las distancias y enfoques con orden neoliberal y el papel del
discurso desarrollista en la profundización de las relaciones extractivistas, que,
incluso con teorizaciones críticas sobre la división internacional del trabajo y
el papel de la periferia del sistema capitalista en las relaciones de producción,
reproducción y circulación, no presenta una comprensión de estas relaciones
como estructuración de las condiciones coloniales. Esto es lo que consideramos.
Commodities y desarrollo
El “consenso de las commodities” sirvió directamente para justificar la política
de neodesarrollo de los gobiernos progresistas en América Latina, al mismo tiempo
10 CODELCO-ENAMI es el nombre de las dos compañías que formaron la joint venture para explorar el Proyecto
Llurimagua. CODELCO es el acrónimo de la Corporación Nacional del Cobre chilena y ENAMI es el acrónimo
de la Empresa Nacional de Mineración ecuatoriana.
11 Información obtenida en una conversación abierta con Marcia Ramírez, durante una clase de campo del
componente curricular de Economía Ecológica del Máster en Cambio Climático en la Universidad Andina
Simón Bolívar — Sede Ecuador, impartida por el profesor PhD William Sacher, que tuvo lugar en Cabanas
EcoJunín, en el Valle de Íntag, en provincia de Imbabura, Ecuador, el 9 de noviembre de 2019.
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que esta política era un argumento para mantener y profundizar la dinámica
extractiva. Por lo tanto, es importante decir que la noción de neoextractivismo
está directamente relacionada con estos dos fenómenos.
Este consenso permitió algunas alternativas para el comportamiento de
los actores estatales en relación con el “Consenso de Washington”, lo que
no necesariamente significará una ruptura con los estándares de este último.
Maristella Svampa (2018, 24) declarará que, para América Latina, este nuevo
consenso tiene tres características clave: a) exportación a gran escala de bienes
primarios; b) crecimiento económico; c) expansión del consumo. El economista
Nelson Barbosa, ex ministro de Finanzas del gobierno de Dilma Rousseff, en un
artículo que evalúa los primeros diez años de los gobiernos del Partido de los
Trabajadores (PT) en Brasil (2003-2013), confirmará la existencia en la política
económica braslieña de estos tres elementos citados por Svampa.
Barbosa (2013, 75-6) afirma que la opción de una política expansionista,
tanto desde el punto de vista fiscal como monetaria, es lo que garantiza buenos
resultados que se materializan en el crecimiento del PIB, también influenciados por
la expansión de la consumo basado en el fortalecimiento del mercado interno, que
tienen en los programas de distribución de ingresos uno de sus ejes principales,
como por ejemplo, la política de aumento real del salario mínimo y de “Bolsa
Familia”. Sin embargo, las inversiones estatales que generan dinamismo en la
economía tienen una fuerte influencia del sector extractivista.
El PAC12 consiste en una serie de inversiones prioritarias en infraestructura
económica y social que busca elevar la tasa de inversión en la economía y
comenzar a eliminar los principales cuellos de botella logísticos del país.
El PAC también contiene un amplio programa de inversiones en energía,
con énfasis en el aumento de las inversiones de Petrobras en la exploración
y producción de petróleo en la plataforma continental brasileña, en la
llamada veta presal (ibid., 75, énfasis agregado)
En el caso del gobierno de Rafael Correa (2007-2017), en Ecuador, es posible
verificar la existencia de los mismos elementos. En una entrevista con la revista
New Left Review en 2012, el entonces presidente ecuatoriano declarará que el PIB
12 El Programa de Aceleración del Crecimiento se creó en 2007, durante el gobierno de Lula, como una estrategia
de inversión en grandes obras de infraestructura. Se puede caracterizar como un programa vinculado al modelo
neo-extractivista debido al hecho de que muchos de sus trabajos estaban relacionados con este patrón de
desarrollo. Por ejemplo, tenemos la planta hidroeléctrica Belo Monte (Altamira-PA) y la refinería Abreu e
Lima (Ipojuca-PE), donde ambas se ajustan al concepto de neoextractivismo.
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de su país creció como resultado de un conjunto de políticas implementadas en
su gobierno. Como política de transferencia de recursos económicos, cita al Bono
de Desarrollo Humano. Con respecto a las políticas de distribución de ingresos,
se refiere a las políticas de aumento real de salarios. Y como base para garantizar
el crecimiento económico, señala políticas para aumentar la liquidez en el país,
lo que permitió un aumento de las inversiones. (Correa 2012, 92, 94, 98).
En la misma entrevista, Correa señala cómo se insertó la política extractiva
como parte de la generación de recursos para el conjunto de políticas mencionadas
anteriormente. Afirmará que abordar las desigualdades tenía como uno de los ejes
la distribución del patrimonio social del país: “solíamos enviar nuestro petróleo:
antes del gobierno de [Alfredo] Palacio, las empresas transnacionales podían tomar
el equivalente a 85 de cada 100 barriles y nos dejan con 15; ahora que hemos
renegociado estos contratos, las proporciones se han revertido” (ibid., 94).13
Estos ejemplos representan el paradigma del extractivismo progresivo, que
busca la legitimidad de los discursos nacionalistas o antiimperialistas, declarando
que los recursos, su control y su aplicación pertenecen al pueblo y están bajo su
poder (Brand, Dietz y Lang 2016, 130). Estos elementos acercan la percepción
de estos gobiernos a la lectura que los llama post-neoliberales. El sociólogo Emir
Sader (2013, 138) definirá estos gobiernos basándose en la priorización de las
políticas sociales en detrimento de las políticas de ajuste fiscal, la prioridad de los
procesos de integración regional y el intercambio Sur-Sur y la reorientación del
papel del Estado como inductor del crecimiento y la reducción de las desigualdades.
En este sentido, el papel del Estado descrito por Sader parece tener limitaciones.
No estamos en desacuerdo con la recuperación de las capacidades institucionales
del Estado; sin embargo, sus funciones no están restringidas como agente regulador
y de redistribución. El aparato estatal está organizado de tal manera que promueve
y defiende las actividades extractivas, con la función de determinar cómo se
llevan a cabo las actividades. Esta nueva forma de Estado absorbe un número
creciente de actores, haciendo que la sociedad civil sea más compleja, lo que
también permite fortalecer el papel de los capitales multinacionales. Así, el
Estado, en un contexto post-neoliberal que mantiene la extracción como uno de
sus ejes, no necesariamente rompe con la lógica de la empresa estatal propuesta
por el paradigma neoliberal; de hecho, ahora asume el papel de agente regulador
y redistribuidor en su papel de mediador y garante de las condiciones básicas
13 Luis Alfredo Palacio Gonzalez fue presidente de Ecuador entre 2005 y 2007, siendo el predecesor inmediato
de Rafael Correa en el cargo.
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para la extracción de materias primas y la acumulación y, por lo tanto, de toda
la legitimidad de este proceso. (Brand Dietz y Lang 2016, 141; Svampa 2018, 26;
Gudynas 2014, 150).
Uno de los principales efectos del paradigma neo-extractivo es el proceso
de reconversión de la economía. Según Brand, Dietz y Lang (2016, 131), esta
observación puede hacerse no solo observando el aumento de los precios de
los productos básicos, que es uno de los elementos clave del consenso, sino
también evaluando las cantidades de exportación de materias primas. materias
primas y los números que representan la extracción de estos productos dentro
del territorio de los países. Como ejemplo, utilizamos datos de la Organización
de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que representan la producción y
exportación de petróleo crudo; así como acceder a datos del Banco Mundial para
observar el precio del barril de petróleo en el período observado. Seleccionamos
datos para Brasil y Ecuador para el análisis.
Tabla 1: Evolución de la producción y exportación de petróleo em comparación
com su contación Brasil y Ecuador – 2000-2018
Año Brasil Ecuador Cotación
Producción(1) Exportación(1) Producción(1) Exportación(1) Brent(2) WTI(2)
2000 1231,2 19,5 392,2 240,9 28,27 30,33
2001 1292,8 112,7 394,5 250,9 24,42 25,92
2002 1454,4 233,0 378,6 231,0 24,97 26,09
2003 1496,1 243,0 402,0 209,0 28,85 31,11
2004 1477,4 230,0 507,3 287,0 38,30 41,44
2005 1633,6 274,0 511,9 361,0 54,43 56,44
2006 1722,7 366,0 518,4 373,0 65,39 66,04
2007 1748,0 421,0 511,4 341,7 72,70 72,28
2008 1812,1 431,0 501,4 3 47, 5 97,6 4 99,56
2009 1950,4 525,0 464,7 329,0 61,86 61,65
2010 2054,7 581,0 476,4 339,7 79,64 79,43
2011 2105,4 599,0 500,3 334,0 110,94 95,05
2012 2061,3 4 87,7 503,6 357,7 111,97 94,16
2013 2023,9 365,6 526,4 388,2 108,86 97,9 4
2014 2254,6 517, 3 556,6 422,4 98,94 93,11
2015 24 37,3 736,0 543,1 432,9 52,37 48,71
2016 2510,0 891,3 549,0 414,7 44,05 43,19
2017 2621,8 1127,4 531,3 385,4 54,39 50,91
2018 2586,5 1147,0 517,2 371,2 71,07 64,82
Notas: (1) en milliones de barriles diarios; (2) en dolares de 1os Estados Unidos, en precios constantes.
Fontes: Producción: OPEC, 2019a; Exportación: OPEC, 2019b; Cotación: WB, 2020.
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Lo que intentamos presentar con la tabla es que el “consenso de las
commodities” representa un aumento en los valores del barril de petróleo, que
es parte de la narrativa de justificación de la matriz de producción extractiva
que asocia la abundancia de materias primas y los altos precios para justificar su
extracción y uso de la cantidad recaudada y la idea del desarrollo como razones
que hacen invisibles las tensiones sociales y los conflictos producidos por las
relaciones extractivas.
Sin embargo, con el final del consenso en 2013 y la posterior caída de los
valores empresariales, la producción no se redujo (por el contrario, crece) — lo
que significa que, aunque el discurso del extractivismo progresista es importante
para mantener, controlar y aplicar las ganancias de la exploración dentro del
territorio nacional, la dinámica extractiva está directamente relacionada con los
intereses y la demanda del centro del capitalismo, que ahora tiene un aumento
en sus ventajas relativas con la periferia, ya que compra las mismas materias
primas a un precio más bajo que otros ya practicados y debilita aún más las
economías extractivistas que, sin la expansión de la extracción, no pueden
mantener los niveles de ingresos resultantes de la producción y exportación de
recursos (Acosta 2018, 41, 43).
Así, se establece la paradoja del desarrollo latinoamericano experimentado en
este período: ¿cómo puede una concepción del desarrollo prever la construcción
de una economía diversificada, con una autonomía que demuestre que ha
cesado con las relaciones de dependencia, estabilizando el neo-extractivismo
como la base productiva de los diversos países de la región? Si entendemos que
el extractivismo va más allá de una estrategia económica, ya que es “una forma
altamente compleja, que no solo depende de la Naturaleza y la destruye, sino
que estructura diferentes relaciones sociales de producción y reproducción,
trabajo y división del trabajo, formas de organización política e imaginario
social” (ibid., pág. 180), y que en esto se cristalizan y materializan las relaciones
coloniales de dominación y dependencia económica que garantizan las jerarquías
de poder desde el centro hacia la periferia. La matriz de producción extractiva
debe ser vista críticamente con el objetivo de superarla. Esto sin entrar en las
discusiones que nos llevan a debates posteriores al modelo de desarrollo, que
incluyen abandonar la categoría.
Los gobiernos progresistas, al optar por el neo-extrativismo, mantuvieron
lo que se entiende como la Ecología Política de la Modernidad, que se refiere a
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[…] es decir, refiere, en primer término, a la forma de designación y
relacio- namiento que las fuerzas hegemónicas de la modernidad imponen
sobre la entidad “naturaleza”, basada en su concepción como puro objeto,
objeto de conocimiento y de explotación […]. En segundo lugar, explicita
el carácter estructural e intrínsecamente desigual de apropiación del mundo
que implica ese patrón de relacionamiento/explotación. Y, en tercer lugar,
permite develar en qué medida la constitución de Occidente, como centro
geopolítico, económico y cultural del mundo, emerge como consecuencia
de esos dispositivos estructurales de apropiación desigual de la naturaleza;
en qué medida la hegemonía de Occidente reposa, en su estricto sentido
material, de la reproducción continua del imperialismo ecológico, organizado
a escala global como patrón básico del ordenamiento territorial del capital
(ARÁOZ 2015:16-7, aspas e grifos do autor).
Y para mantener esta ecología política de la modernidad, la asociación
entre extractivismo y neodesarrollo se llevó a cabo lo que ya se ha ejemplificado
anteriormente: hubo una subrogación de los procesos sociales que externalizaron
los costos sociales y ecológicos de este modelo de desarrollo y procesos de
recentralización del poder basados en devaluación de los derechos políticos,
sociales y territoriales, fortaleciendo la integración subalterna al mercado
mundial (Brand, Dietz y Lang 2016, 133). Está claro que estamos hablando de
un panorama estructural que, en análisis específicos de cada realidad nacional de
este período político en América Latina, merecería nuevos esfuerzos dialécticos.
Las observaciones desarrolladas aquí están dedicadas a cuestionar la matriz
extractiva que nos mantiene en las relaciones coloniales e imperialistas que
perpetúan el modo de producción capitalista.
Es necesario cuestionar la matriz extractivista de desarrollo, ya que la
asociación con este modelo económico-político-ideológico mantuvo a los gobiernos
progresistas asociados con una matriz de pensamiento productivo-rentista,
donde se observa la dicotomía de la relación capital-trabajo, sin observar las
implicaciones de la relación capital-trabajo. naturaleza y, por lo tanto, sin mirar
cuán profundamente están asociadas estas relaciones. Esto ocurrió al fortalecer,
directa o indirectamente, lo que se entiende como una visión “eldoradista” del
continente latinoamericano, que es una visión profundamente racista, subordinada
y exploratoria. Al mismo tiempo que las contradicciones se intensificaron con la
experiencia constitutiva del Ecuador, que reconoce los derechos de la Naturaleza,
y que, junto con Bolivia, fueron responsables de inaugurar la realización de
los Estados Plurinacionales, que representan y salvaguardan el potencial para
desafiar el modelo del Estado-Nación Moderno y radicalizar el cuestionamiento
Vítor de Souza Costa
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de los preceptos que estructuran el sistema económico capitalista en su forma
actual (Svampa 2018, 27-9).
Conclusión
Como tuvimos la oportunidad de mostrar en el artículo, hay múltiples
conexiones entre los procesos coloniales, la acumulación de capital y la ideología
desarrollista conformada por las políticas extractivistas. Podemos entender, a partir
de aquí, la formación de jerarquías que generaron las relaciones de dominación,
explotación y opresión necesarias en la manutención del extractivismo.
Comprendemos que el pensamiento moderno occidental tiene los rasgos
que justifican a reproducción histórica de ese conjunto de relaciones sociales.
En consecuencia, el desarrollo del extractivismo en el contexto de Latinoamérica
significa el crecimiento de las desigualdades y la concentración del poder, lo que
no se interrumpió con el establecimiento del período neo-extractivista. Inclusive
con las políticas de los gobiernos progresistas, quedan claros los límites del
cambio estructural con la manutención de esa matriz productiva destructiva
y violenta. Esto fue observado con la descripción de las realidades concretas
de las comunidades ecuatorianas que viven en constante tensión y pérdida de
derechos por culpa de la industria minera y de petróleo.
Así, entendemos que es necesario avanzar en la construcción de alternativas.
Con los puntos de asociación, es urgente que los gobiernos que representen
transiciones democráticas que reflexionen sobre la superación del extractivismo
para que puedan ser transiciones sistémicas de superación al capitalismo. En la
región, sea el pensamiento socialista o la tradición del sumak kawsay/buen vivir,
son ejes de fuerza para imaginar el mundo pos-extractivista, donde el supuesto
desarrollo — o la ganancia de las grandes compañías — no es más importante
que las vidas, los territorios y los derechos de las personas.
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