Daniel Jiménez; Ramon Blanco
Rev. Carta Inter., Belo Horizonte, v. 17, n. 3, e1284, 2022
1-18
Conflicto y Violencia: Elementos para
comprender el conflicto violento
Conflict and Violence: Elements to
understand the violent conflict
Conflito e Violência: Elementos para
se compreender o conflito violento
DOI: 10.21530/ci.v17n3.2022.1284
Daniel Jiménez
1
Ramon Blanco
2
Resumen
Este artículo busca llamar la atención sobre algunos elementos
necesarios para comprender la formación y la dinamización del
1 Master en Resolución de Conflictos, Paz y Desarrollo por la University For
Peace (UPEACE) — Costa Rica. Docente Investigador de la Carrera de Comercio
Exterior, Técnico Docente de la Dirección de Relaciones Interinstitucionales y
Técnico Docente de la Unidad de Gestión de Proyectos de Vinculación con la
Sociedad en la Universidad Politécnica Estatal del Carchi (UPEC) — Ecuador.
(daniel.jimenez@upec.edu.ec). ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9973-0502.
2 Ramon Blanco, Bolsista Produtividade em Pesquisa do CNPq — PQ2, é Professor
da Universidade Federal da Integração Latino-Americana (UNILA), onde é
Professor Permanente no Programa de Pós-Graduação em Relações Internacionais,
além do Programa de Pós-Graduação em Ciência Política da Universidade
Federal do Paraná. É autor de Peace as Government: The Will to Normalize
Timor-Leste (Lexington Books, 2020) e, em coautoria com Alexsandro Eugênio
Pereira, Teorias Contemporâneas de Relações Internacionais (Intersaberes, 2021).
O autor agradece o apoio financeiro proporcionado às suas investigações
pela Pró-Reitoria de Pesquisa e Pós-Graduação da UNILA sob os seguintes
instrumentos financeiros: PRPPG N
o
109/2017, PRPPG N
o
58/2018, PRPPG
N
o
110/2018, PRPPG N
o
149/2018, PRPPG N
o
154/2018, PRPPG N
o
25/2019,
PRPPG No 80/2019, PRPPG No 66/2020, PRPPG No 104/2020, PRPPG No 105/2020,
PRPPG N
o
166/2021, PRPPG N
o
191/2021, PRPPG N
o
205/2021,PRPPG
No 77/2022, PRPPG No 90/2022. Além disso, o autor agradece o apoio financeiro
recebido pelo Programa de Pesquisa Básica e Aplicada (PBA — Chamada
Pública 09/2021) da Fundação Araucária de Apoio ao Desenvolvimento
Científico e Tecnológico do Paraná e pela Bolsa de Produtividade em
Pesquisa — PQ 2 (Chamada CNPq N
o
04/2021 — Processo 305331/2021-3)
do Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico — CNPq.
(ramon.blanco@unila.edu.br). ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0330-6235.
Artigo submetido em 26/05/2022 e aprovado em 28/12/2022.
ASSOCIAÇÃO BRASILEIRA DE
RELAÇÕES INTERNACIONAIS
ISSN 2526-9038
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originais sejam creditados.
Conflicto y Violencia: Elementos para comprender el conflicto violento
Rev. Carta Inter., Belo Horizonte, v. 17, n. 3, e1284, 2022
2-18
conflicto violento, buscando consolidar estos elementos importantes para el análisis de
este fenómeno. Para delimitar estos elementos, este artículo se divide en tres secciones. La
primera sección trata sobre el campo de estudio de la Resolución de Conflictos, llamando la
atención sobre sus elementos. La segunda sección discute la concepción de la violencia y
su relación con el conflicto. Finalmente, la tercera sección esboza elementos importantes a
considerar al momento de realizar el análisis de un conflicto violento, llamando la atención
sobre la necesaria multidimensionalidad de análisis.
Palabras clave: Conflicto; Violencia; Conflicto armado, Conflicto Violento; Resolución de
Conflictos.
Abstract
This article seeks to draw attention to some elements that are necessary to understand the
formation and development of a violent conflict, seeking to consolidate these important
elements for the analysis of this phenomenon. In order to delineate these elements, this
article is divided into three sections. The first section deals with the Conflict Resolution
as a field of study, drawing attention to its elements. The second section discusses the
conception of violence and its relationship with conflict. Finally, the third section outlines
important elements to be considered when carrying out the analysis of a violent conflict,
drawing attention to the necessary multidimensionality of this analysis.
Keywords: Conflict; Violence; Armed Conflict, Violent Conflict; Conflict Resolution.
Resumo
Este artigo busca chamar a atenção para alguns elementos necessários para se compreender
a formação e a dinamização do conflito violento, buscando consolidar tais elementos
importantes para a análise deste fenômeno. De modo a delinear tais elementos, este artigo
está dividido em três seções. A primeira seção trata do campo de estudo de Resolução de
Conflitos, chamando a atenção para seus elementos. A segunda seção discute a concepção da
violência e a relação com o conflito. Por fim, a terceira seção delineia elementos importantes
a serem considerados ao se realizar a análise de um conflito violento, chamando a atenção
para a necessária multidimensionalidade desta análise.
Palavras-chave: Conflito; Violência; Conflito Armado; Conflito violento; Resolução de
Conflitos.
Daniel Jiménez; Ramon Blanco
Rev. Carta Inter., Belo Horizonte, v. 17, n. 3, e1284, 2022
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Introducción
En el escenario internacional durante el año 2016 se registraron 49 conflictos
activos (Allansson, Melander & Themnér, 2017). Sin embargo, 50 conflictos han
estallado en 33 países durante el 2017 y han incrementado en 52 conflictos en
36 diferentes países para el 2018. Evidenciando, la reducción de guerras a 6 en
2018 en comparación de las 10 que persistían en 2017 (Strand, Rustad, Urdal
& Mokleiv, 2019). Para 2019, se han reportado 54 conflictos activos, tanto solo
siendo registrados 25 conflictos en África. (Pettersson & Öberg, 2020). Por si
no fuese poco, para el año 2021 el número se eleva a 56 conflictos armados
activos, siendo la región de Medio Oriente y África, quien impulsan de una
mayor persistencia de la violencia organizada (Pettersson et al., 2020). En 2021,
el panorama no ha tenido grandes transformaciones, persisten los conflictos 56
conflictos armados, agravados por los impactos de la pandemia del coronavirus,
los impactos del cambio climático, las dispuestas bélicas entre Azerbaiyán y
Armenia, y en Trigay (Etiopía), por nombrar algunos (Malley, 2021). Los datos
ofrecen un panorama alarmante del arraigamiento y dinamismo de los conflictos
violentos que constituyen espejos de las tendencias globales (Malley, 2020;
2021), pero solo eso.
Como señala acertadamente Pearce (2020), los conflictos ponen en peligro la
arena política nacional e internacional, por qué lugar de evidenciar los problemas
que deben ser abordados dan posibilidad a convertirse en violencia. Por lo cual,
no, únicamente, debemos concentrar esfuerzos cuantificar y localizar los conflictos
violentos sino focalizar capacidades y esfuerzos para responder ¿cómo emergen
los conflictos e integran la violencia, para transformarse en conflictos violentos?
La respuesta a esta pregunta, no sólo permitirán tener una clara comprensión
del conflicto y la relación con la violencia, sino también, las capacidades y los
instrumentos necesarios para transformar la realidad social local e internacional
asolada por conflictos violentos. En esta lógica es que se inserta el presente
artículo. De esa forma, el mismo toma como objeto de estudio a los conflictos
armados internos, con el fin de analizar en profundidad la relación del conflicto
y la violencia para resultar su transformación en un conflicto violento.
La presente investigación es de carácter cualitativo enfocada en analizar las
relaciones entre el conflicto y la violencia como bases potenciadoras del conflicto
violento. Para su desarrollo, se llevó a cabo una recopilación de información
documental y bibliográfica a partir de tres tipos de fuentes: (1) libros; (2)
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artículos científicos; y (3) programas de investigación. Dentro de primer grupo se
recopilaron libros enfocándose en las temáticas de la Investigación del Conflicto
(Conflict Research) y la Resolución de Conflictos (Conflict Resolution). En cuanto
al segundo grupo, se investigaron artículos científicos sobre la formación del
conflicto, conceptualización y formación de la violencia y la dinámica de los
conflictos intraestatales. Finalmente, el tercero grupo de fuentes se centró en
los programas de investigación sobre conflictos a escala internacional, como es
el Conflict Trends Project del Peace Research Institute Oslo (PRIO) y del Uppsala
Conflicto Data Program (UCDP).
El estudio sobre los conflictos violentos continuará en aumento y los datos
personas asesinadas cruelmente como resultados en combates en Afganistán,
Yemen, Etiopía, Burkina Faso, Libia, Cachemira, Venezuela, Ucrania, El Sahel
y Somalia, (Malley, 2020; 2021) también lo harán. A todo esto, es imperante
comprender que los conflictos y la violencia están inscritos en la evolución de las
sociedades. Por tal, es esencial centrar esfuerzos en analizar y reflexionar sobre
qué son los conflictos, cómo estos escalan en violencia para crear los conflictos
violentos y que se nutren de las dinámicas multidimensionales e interconectadas
en los ámbitos social, económicos, políticos, culturales y ambientales tanto
nacionales como internacionales. Más que eso, es central comprender las raíces
de esta relación nos permitirá expandir agendas de investigación sobre sus
causas y diseñar instrumentos más eficaces para su transformación
3
. Esta es la
contribución principal de este artículo.
En ese sentido, este artículo se divide en tres secciones para comprender el
origen y la dinámica del conflicto violento, a saber: (1) Campo de Estudio y la
formación del conflicto; (2) la relación del conflicto y la violencia como punto
de partida; y (3) la dinámica del conflicto violento. La primera sección discute
el campo de estudio del conflicto (Conflict Research) y los enfoques tradicionales
y contemporáneos de la Resolución de Conflictos (Conflict Resolution) con la
finalidad de comprender el objeto de estudio y la base social del conflicto. Para
complementar la discusión se delinea la formación, definición y composición
del conflicto desde la analítica teórica de Mitchell (1981; 2016), Galtung (2003;
2009), Wallensteen (2015), Bercovitch, Kremenyuk y Zartman (2009). La segunda
sección busca presentar de forma clara el concepto de violencia y su triángulo
desde la visión de Galtung (1969; 2003; 2009; 2004). Con esa base teórica,
3 Para profundizar sobre la importancia de los instrumentos de transformación en los conflictos violentos por
medio de la construcción de paz revisar: (Blanco, 2015; 2017; Guerra & Blanco, 2018).
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esta sección presenta a la violencia como una forma de conflicto (Brubaker &
Laitin, 1998), para analizar cómo ésta es imaginada, expresada por medio de la
performatividad y legitimada en el conflicto (Apter, 1997; Schröder & Schmidt,
2001). La última sección se centra en la dinámica del conflicto armado interno
(UCDP, 2022), donde se explora la visión multidimensional de abordar estos
conflictos violentos.
¿El conflicto como campo de estudio? La Investigación y la
Resolución de Conflictos
La Investigación de Conflictos, como campo de estudio y discusión, se
objetiva el cuestionamiento sobre la constitución del conflicto (Mitchell, 1981),
el cual ha tomado fuerza e interés académico desde la emergencia de la Primera
Guerra Mundial, pasando por el fin de la Guerra Fría y la incidencia de los ataques
del 11 de septiembre del 2001 perpetrados por Al Qaeda (Kriesberg, 2009). Este
campo de estudio se centra en comprender y delinear las condiciones no solo de
su composición, sino también, de su abstención por acción de la cooperación,
con ello el conflicto se muestra como un objeto de investigación.
De este modo, la Investigación de Conflictos parte de la premisa en el cual el
estudio y la extracción separada del resto del comportamiento humano individual
y grupal (Mitchell, 1981), lo cual no limita la forma en cómo los fenómenos
sociales pueden ser abordados. Por tal, esta investigación comprende al conflicto
como inscrito a través de la experiencia humana, el cual existe desde el nivel
individual hasta el nivel interestatal y susceptible de investigación comparada
donde quiera que se produzca (Mitchell, 1981). Desde ese punto de vista, existe
un vínculo estrecho entre la sociedad y el conflicto. Es por esto, que el conflicto
se ha convertido en una característica inevitable y, siempre, presente en la
interacción y cambio de la sociedad (Mouly, 2022).
Este campo de estudios tiene su base en los conocimientos generados en la
investigación contemporánea sobre la paz (Wallensteen, 2015). De primera mano,
la Gestión de Conflictos (Conflict Management) permitió la reducción de los
peligros de una crisis, generando cierta confianza entre las partes en conflictos y
disminuyendo el sufrimiento (Wallensteen, 2015). Aunque factible, su aplicación
no atendía a una comprensión profunda de los conflictos. Como respuesta surge,
la Resolución de Conflictos, una variedad de actividades formales e informales en
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las cuales las partes en conflicto acuerdan limitar y reducir el nivel de violencia
en el conflicto y alcanzar entendimientos políticos sobre las principales cuestiones
en el conflicto (Bercovitch & Jackson 2009; Ramsbotham, Woodhouse y Miall,
2011). Como argumenta Wallensteen (2015), es una situación en la que las partes
en conflicto celebran un acuerdo que resuelve sus incompatibilidades centrales,
aceptando la existencia mutua como partes y cesan todas las acciones violentas
entre sí.
La Resolución de Conflictos, en la era de la Guerra Fría, parte de una
conceptualización bipolar del sistema internacional, las experiencias de la Primera
y Segunda Guerra Mundial, y la amenaza nuclear. Este escenario configuró que
la resolución de los conflictos se centra en la protección del orden y la seguridad
de los Estados y de sus intereses (Bercovitch & Jackson, 2009). Con el fin de la
Guerra Fría, la Resolución de Conflictos se enfocó en comprender las raíces del
conflicto basado en la naturaleza humana, el comportamiento humano y las
estructuras sociales (Bercovitch, Kremenyuk & Zartman, 2009). En otras palabras,
la Resolución de Conflictos buscó profundizar comprensión del conflicto con la
comprensión de la integración económica, la intensificación de la comunicación
global, la adherencia a las normas de protección de los derechos humanos y la
proliferación de Estados democráticos, por nombrar algunos (Kriesberg, 2009). Es
en este último punto que se centra la presente investigación, donde se discutirá
la importancia del estudio formación del conflicto y la relación con la violencia.
Formación del conflicto
Partamos de una idea central, los conflictos usualmente son asociados con la
violencia. No obstante, no todo conflicto es violento y, por el contrario, muchos
de ellos permiten oportunidades de transformación a las sociedades. Como bien
puntúan Bercovitch, Kremenyuk y Zartman (2009: 3) es imprescindible “examinar
las fuentes iniciales y las incompatibilidades de posiciones, y explicar el proceso
por el cual se escaló a o hacia la violencia”. De forma general, el conflicto
constituye una incompatibilidad direccionada a generar esfuerzos para impedir
que la parte contraria alcance sus propios objetivos y acciones (Mitchell, 2016;
Wallensteen, 2015; Demmers, 2017). Esta definición estructura tres componentes
interrelacionados: (1) situación; (2) actitudes; y (3) el comportamiento del
conflicto. (Mitchell, 1981; 2016; Galtung, 2009).
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La situación de conflicto constituye la existencia de una incompatibilidad
como raíz o punto de partida del conflicto (Galtung, 2003), donde emergen
circunstancias en la cuales dos o más partes sociales perciben que poseen metas
mutualmente contradictorias (Demmers, 2017). La incompatibilidad se genera
en el desajuste de los valores sociales (creencias y comportamientos), de la
estructura político-social, las condiciones de escasez, el déficit en la distribución
de recursos y bienes materiales y posicionales (Mitchell, 1981; 2016). Las actitudes
del conflicto conforman un enfoque instrumental para mostrar que los conflictos se
derivan de una búsqueda realista de objetivos que conjuga estados o condiciones
psicológicos que integrados unos con otros pueden envolverse en la situación
conflictiva (Demmers, 2017). Entendiendo así que, este componente resalta que
el conflicto es un fenómeno que se genera internamente en ser humano y cuyas
raíces se encuentran en las dimensiones cognitivas, afectivas y conductuales
que comparten con otros individuos de la sociedad (Bercovitch, Kremenyuk y
Zartman, 2009). Siendo estos procesos, los que juegan un rol importante en la
sociedad y los individuos para la creación de los adversarios y las diferencias
con ellos (Mitchell, 1981; 2016). El comportamiento del conflicto muestra que
las acciones de un actor, en cualquier situación de conflicto, hagan que las
metas del otro actor sean abandonadas o modificadas (Demmers, 2017). Este
comportamiento consiste en la acción direccionada a afectar la otra parte, directa
o indirectamente, por las intenciones y objetivos de la otra parte (Mitchell 1981;
2016). Sin embargo, deben tomarse en atención dos puntos: (A) comportamiento
conflicto que involucra violencia; y (B) las acciones no necesariamente violentas
(Bercovitch, Kremenyuk y Zartman, 2009). El primer punto implica coerción para
influir en la otra parte por medio de la imposición de costos inaceptables o daños
reales. Mientras que la segunda retrata acciones de persuasión y recompensa que
se direcciona a generar ganancias mutuos y beneficios para superar el conflicto.
Para los fines de esta investigación nos centraremos en el comportamiento
que involucra violencia. Esto quiere decir, que las parte en conflicto comprenden
que las incompatibilidades son insuperables y la única solución al conflicto es
la utilización de la violencia para la satisfacción de necesidades materiales,
comportamentales y subjetivas (Mouly, 2020). De esto se comprende, que los
conflictos adquieren la característica de acción irreversible (Wallensteen, 2015),
una dinámica propia (Bercovitch, Kremenyuk y Zartman, 2009) que se arraiga
de forma endémica en las sociedades. De esto se desprende pregunta, si existe
un comportamiento que involucra violencia ¿cómo surge y opera la violencia en
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los conflictos? Para dar una respuesta, la siguiente sección se centrará en definir
y demostrar la relación de la violencia con el conflicto.
Relación entre el conflicto y la violencia
Antes de discutir la violencia en el conflicto partamos de cuestionar ¿qué
es y qué tipos existen? La siguiente definición, parte de la comprensión de la
Investigación de la Paz. La violencia entrama situaciones en las cuales, las
realizaciones reales tanto somática como mentales de los seres humanos están
por debajo de su potencial de realización (Galtung, 1969). Esta definición retrata a
la violencia como una causa diferencial entre lo potencial y lo real o la diferencia
entre lo que puede ser y lo que es, entre lo evitable y lo inevitable. (Demmers, 2017)
Desde ese entendimiento, la base material y física constituirán el nivel
potencial, y la satisfacción de las necesidades humanas representar el nivel
real. Por lo cual, “cuando el potencial es más alto que lo real es por definición
evitable y cuando este es evitable, entonces la violencia está presente”, y por otro
lado cuando “el real es inevitable, entonces la violencia no está presente aún si
el real está en bajo nivel”4 (Galtung, 1969; 169). La violencia es vista como la
insatisfacción de las necesidades humanas (tanto somáticas como mentales), que
reducen lo real por debajo de lo potencialmente posible (Galtung, 2003; 2009).
Como argumenta, Vorobej (2008), la violencia hace que los individuos tengan
menor bienestar de lo que de otra manera podría ser. Así, la violencia toma en
consideración los factores somáticos y psicológicos o en sí las afecciones sobre
el bienestar físico y psicológico.
Bajo esta concepción, la violencia es tipificada de forma triádica: (1) directa;
(2) estructural; y (3) cultural (1969; 2003; 2004; 2005). Este triángulo de la
violencia se articula de dos elementos: (a) aspecto visible; y (b) aspecto invisible
(Galtung, 2004). La violencia directa es la concentración en la realización somática
real (Galtung, 1969). Infligir un daño corporal o somático, a nivel individual o
grupal, por medio de la acción humana de forma directa (Mouly, 2022). Como
puntualiza Žižek (2009) se trata de una violencia subjetiva, directamente visible,
que se expresa como una perturbación del estado “normal” y pacífico de las
4 Traducción libre de los autores. En el original: “when the potential is higher than the actual is by definition
avoidable and when it is avoidable, then violence is present”; “the actual is unavoidable, then violence is not
present even if the actual is at a very low level” (Galtung, 1969: 169).
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cosas. La violencia estructural es aquella arraigada en las estructuras sociales y
en particular de la estratificación (Galtung, 1969), específicamente se inserta y
está presente en los sistemas sociales, políticos, y económicos. Bajo esta óptica,
violencia estructural puede verse como la contrariedad del desarrollo y seguridad
humana, donde la agenda estatal se direcciona a negligencia de la cooperación
social, la equidad, la dignidad, la seguridad, y la sostenibilidad (Uvin, 1998;
Mouly, 2022). La violencia cultural es la legitimación del acto de la violencia
directa y/o estructural, la legitimación y naturalización de la violencia como
injusticia social (Galtung, 1990; 2003). Esta interactúa en el ámbito simbólico
donde se legitima el acto de la violencia directa, y se hace aceptable la violencia
estructural como una forma culturalizar la violencia (Galtung, 1990; 2003;
2009). En palabras de Bourdieu (2006), este tipo de violencia se perpetra por los
instrumentos estructurados y estructurantes de la comunicación y el conocimiento
y por la función política de los instrumentos de imposición o de legitimación
de la dominación.
Los actos terroristas del Estado Islámico (ISI), las migraciones forzadas
de afganos y africanos por el Mediterráneo, la proliferación de mafias para el
tráfico sexual en Italia, la incursión de Arabia Saudita en Yemen, las guerras
entre narcotraficantes en América Latina y la inestabilidad política y social de
África Central, etc., representan las diferentes tipologías de la violencia antes
presentada. Como bien argumenta Pearce (2020: 8), este telón de fondo de la
violencia que es solo “la punta del iceberg (que se derrite)” y de muestra lo
imperioso de dar respuesta a ¿cómo surge la violencia en el conflicto? La respuesta
a esta pregunta comienza por concebir la violencia como una forma de conflicto
(Demmers, 2017). Puesto que, se deja de lado la concepción tradicional de la
violencia como un grado del conflicto (Brubaker & Laitin, 1998), puesto que se
carecen de pruebas que demuestran que a niveles más altos conflicto conducen
a niveles más altos de violencia” (Demmers, 2017: 7). Por ello, la violencia no
es un grado cuantitativo del conflicto sino la forma cualitativa del conflicto con
su propia dinámica (Brubaker & Laitin, 1998).
Considerando este argumento, la violencia como forma de conflicto se sustenta
en el elemento de la imaginación para ser legitimada (Apter, 1997). Es decir,
no es el resultado automático proveniente de la percepción de incompatibilidad
de metas (Demmers, 2017). Este primer elemento apunta a mostrar que, para
el comienzo de la violencia, ésta tiene que llegar a ser imaginada (Schröder &
Schmidt, 2001). La violencia nunca es insensata, está asociada a la racionalidad
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instrumental y nunca es un acto totalmente alejado, ya que se relaciona a
una cierta competitividad (Schröder & Schmidt, 2001). Parafraseando a Arendt
(2006), la violencia no puede ser catalogada como un simple comportamiento
instrumental, sino como una práctica históricamente situada, la cual se nutre
de las limitaciones e incentivos materiales, las estructuras históricas y por la
representación cultural. En este sentido, la violencia tiene una fuerte motivación
por parte de la gramática cultural, la cual define el valor y la importancia de los
beneficios materiales y sociales vinculados al conflicto. Esta gramática permite
la conformación de un cuadro motivacional adicional que contiene incentivos
de los actores individuales (Schröder & Schmidt, 2001).
Desde la comprensión cultural y social, la violencia se nutre de una cualidad
performativa y se inscribe en el discurso o del acto discursivo (Schröder &
Schmidt, 2001) siguiendo modelos culturales de acción con el fin de proporcionar
la reivindicación de un grupo a la verdad, la historia, el derecho etc. En esta línea
de pensamiento, juega un papel importante las narrativas de los participantes
y de los observadores puesto que estas acciones mantienen la memoria de los
conflictos y de la violencia. Estas narrativas conforman una memoria social
que puede ser capitalizada por las elites estatales y las ideologías hegemónicas
para la legitimación e instrumentalización de la violencia. Las representaciones
performativas de los confrontamientos violentos constituyen relaciones antagónicas
e imágenes prototípicas de la violencia (Schröder & Schmidt, 2001). Como
también, los imaginarios violentos se inscriben en los paisajes culturales como
imágenes exhibidas de la realidad.
Con todo este cúmulo de ideas, la violencia para Schröder & Schmidt (2001: 18)
“debe ser entendida como una forma de práctica que media entre el límite
histórico de la acción en respuesta a las condiciones estructurales específicas y la
creatividad humana y la búsqueda cultural por el significado”5. En este contexto,
en el sentido de legitimación, Apter (1997) señala que la utilización de la violencia
es perpetrada en la búsqueda de un propósito más elevando, o en sí la violencia
constituye una acción interpretativa con fines no aleatorios sino explícitos.
En toda esta discusión teórica resalta el argumento de la violencia como un
proceso dinámico que se muestra como un instrumento de legitimación del conflicto
y entrama una explicación causal de sus consecuencias. Basándose en ello, los
5 Traducción libre de los autores. En el original: “must be understood as a form of practice mediating between
the historical boundedness of action in response to specific structural conditions and human creativity and
the cultural quest for meaning” (Schröder & Schmidt, 2001: 18).
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imaginarios violentos a través de un fuerte relato de los intereses estratégicos
reproducen una compleja y multifacética dinámica de interacciones dentro del
conflicto (Demmers, 2017). En el conflicto, los grupos sociales determinan una
identidad y una conciencia grupal impregnada de discursos interpretativos sobre la
insatisfacción de las necesidades e intereses que motivan la movilización (Mouly,
2022) para la imaginación y legitimación de la violencia (Apter, 1997; Schröder
& Schmidt, 2001). La siguiente sección busca discutir la discutir el conflicto
armado intraestatal como la expresión de la violencia imaginada y legitimada.
Elementos del conflicto violento
Es esencial recordar que la acción violenta parte de las contradicciones
que se genera en la base de la competición intergrupal, con ello se genera la
confrontación que produce una relación antagónica que permite la existencia de
la imaginación de la violencia para transformarse en una legitimidad discursiva
y una representación sociocultural para el conflicto (Schröder & Schmidt, 2001).
Este tipo de violencia opera de forma elusiva en los conflictos intraestatales. La
Uppsala Conflict Data Program (UCDP) utiliza el concepto de conflicto armado
y se centra en la resolución de conflictos. Para este programa es imprescindible
el uso de la violencia y los conflictos que tienen al menos un estado o gobierno
como parte (Wallensteen, 2015). — Tomaremos, como ejemplo, el conflicto
intraestatal para evidenciar la operatividad de la violencia y la importancia de
un enfoque multidimensional para comprender las causas de los conflictos. El
conflicto armado intraestatal o interno demuestra el uso de la fuerza armada entre
el gobierno de un Estado y los grupos de oposición internos al Estado, donde no
existe la interferencia de otros Estados (UCPD, 2022; Demmers, 2017). Este tipo de
conflicto se caracteriza por constituir la existencia de una incompatibilidad en un
gobierno o territorio o en ambos, donde es crucial el uso de las fuerzas armadas
entre las partes en contraposición (Harbom & Wallesteen, 2014) y una naturaleza
política de la conflictividad (Mouly, 2022). Estos conflictos tienen una presencia
determinante y predominante en la era Post — Guerra Fría, particularmente en
la década de 1990, en la cual hay una prevalencia de estos conflictos a escala
local y regional con impactos globales (Demmers, 2017; Wallensteen, 2015).
Uno de los primeros intentos por comprender este nuevo tipo conflictos
parte de las investigaciones de Mary Kaldor (2012) que parte del concepto de
Conflicto y Violencia: Elementos para comprender el conflicto violento
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“nuevas guerras” para evidenciar la distinción con las guerras en el sentido
clausewitziano y llamar la atención para el carácter político de este nuevo tipo
de violencia. No obstante, Kaldor (2012) únicamente centra la atención en las
esferas políticas y económicas de estas guerras, lo que deja de lado a las esferas
sociales y culturales, sin considerar dinámicas como la pobreza, el arraigamiento
de las desigualdades sociales, el histórico del Estado, la proliferación de facciones
y las distinciones borrosas entre las partes en conflicto.
Con base en esa comprensión, los conflictos armados intraestatales se
dinamizan en una doble lógica: internacional y doméstica
6
. En la actualidad es
impensable que un conflicto armado no tenga una dimensión internacional o
regional. Esta dimensión está presente, por ejemplo en la generación de dependencia
económica, financiamiento y por supuesto el clientelismo político de alguna
parte del conflicto (Azar, 1990; Kaldor, 2012; Regan, 2014). Esta dimensión
internacional se ha intensificado por la globalización que ha provocado en los
territorios asolados por el conflicto, la desnacionalización del Estado-nación, la
minimización del poder de la política estatal-nacional y de sus instituciones (Held
& McGrew, 2003; Beck, 2008). Además de poner en tela de juicio la concepción
de la soberanía basada en el territorio, produce la erosión del monopolio de la
violencia legítima y desintegración de la autonomía del Estado (Kaldor, 2012).
Con relación a la dimensión doméstica, esta tiene que ver con las dinámicas
locales en estos conflictos en las esferas política, económica-social y cultural.
En esta dimensión, es posible percibir la reivindicación del monopolio de la
violencia de forma privada y la pretensión de poder en base de las identidades de
los diversos grupos sociales (Azar, 1990; Kennedy & Waldman, 2014), avanzando
la reivindicación del poder por medio de una identidad social concreta (local,
nacional, transnacional, etc.) (Kaldor, 2012). Se observa la busca por politizar
las masas transformándolas en bienes revolucionarios o nacionalistas (Holsti,
1996) para ser instrumentalizados por las élites por medio de las identidades y
discursos basados en el colonialismo, el racismo y la violencia (Jackson, 2007;
Porto, 2002). Profundizando, es posible percibir los grupos armados utilizando la
violencia directa enfocada en mantener el miedo y la inseguridad para perpetuar el
antagonismo con otros grupos armados, por medio de técnicas como los asesinatos
sistemáticos, la limpieza étnica y la inhabitabilidad del territorio (Kaldor, 2012).
6 A manera de contraste, pueden consultarse la siguiente bibliografía sobre formas y prácticas de la construcción
de la paz con estudios de caso de Haití, Afganistán e Irak: Guerra y Blanco (2017); Biezus y Blanco (2020) y
Hoff y Blanco (2021).
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En la dimensión económica, es posible percibir una preponderancia del
conflicto como una empresa privada y lucrativa, donde se basa en la creación
de la desigualdad de la propiedad y transferencia de los bienes (Duffield, 2000).
Por ejemplo, existe un control de los recursos naturales y las infraestructuras
de producción (Collier, 1999; 2000), en el suministro de alimentos y los precios
del mercado (Stewart, 2002). Para complementar, es posible percibir en muchos
escenarios la seguridad y el bienestar como un servicio que proveen los grupos
armados (Kaldor, 2012) y una economía altamente descentralizada con dependencia
de los recursos externos, a causa del declive de la producción interna, de la
destrucción física y de la interrupción del comercio normal (Porto, 2002).
Desde la perspectiva social, los conflictos intraestatales expresan la violencia
muchas veces por medio de la movilización de los grupos identitarios (Azar, 1990;
Ramsbotham, Woodhouse y Miall, 2011). En este sentido, hay un juego muchas
veces jugado por las élites resultando en la construcción de la diferenciación
étnica, religiosa o nacionalista que genera una predisposición para el escalamiento
de la violencia (Young, 2008). Además, es posible percibir una construcción de
las diferencias entre los diversos grupos étnicos, religiosos y nacionalistas con el
objeto de afianzar la diferenciación entre los bienes políticos y económicos. En
la dimensión ambiental, es posible percibir el conflicto intraestatal generando
estragos en la productividad agrícola y económica, resultando en la privación de
alimentos y bienes. Muchas veces los grupos armados se enfocan en el control
de los recursos no renovables con el fin de ser comercializados o intercambiados
resultando muchas veces en migraciones forzadas, hambrunas y muerte
generalizada (Homer-Dixon, 1999).
Todo lo antes expreso se resumen en lo imprescindible del carácter
multidimensional de los conflictos intraestatales y la diversidad de formas de
expresión de la violencia. Puntos que deben ser abordados con atención y criticidad
a fin de transformar estos conflictos para el desarrollo y bienestar de las sociedades.
Conclusiones
Como anteriormente hemos argumentado, el análisis de los conflictos violentos
en el escenario internacional no debe únicamente basarse en el incremento o
descenso de estos. Es importante, comprender qué es, cómo se forma, cómo se
relaciona y se dinamiza con la violencia son cuestiones sumamente esenciales
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para buscar medios e instrumentos transformarlos. Para eso, es importante un
enfoque multinivel, para no solo centrarse únicamente en la esfera doméstica,
sino también en la esfera internacional del conflicto. Es decir, es necesario
evidenciar, por un lado, la interdependencia de distintas dimensiones (política,
económica-social y cultural, por ejemplo) y, por otro lado, las interacciones de
estas dimensiones. Complementando, es necesario no solo centrar el análisis
de los conflictos en aspectos económicos, políticos, culturales o sociales de
forma aislada, sino también considerar varios factores que permiten entender
las relaciones directas e indirectas de la violencia en el conflicto. Al tener una
claridad qué y cómo se forman y relaciona, y cómo se vincula y dinamiza el
conflicto y la violencia, las investigaciones deben optar por una comprensión
multidimensional e interdisciplinar de estos aspectos. Esto contribuye para la
tarea urgente en la actualidad de cuestionar cuáles son las causas que subyacen
y permiten la emergencia de los conflictos violentos y, más sustancial aún, cuáles
son los instrumentos más para su resolución y transformación.
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